Hace unos días leía esto del título en mi "libro de instrucciones" (un regalo para toda la vida de Carlos Gónzalez).
Leí en la contraportada del libro, que en la lactancia materna no sé podría decir quién da y quién recibe.
Me encantó la frase, es una forma muy sintetizada de decir lo mágico que es esto de la lactancia.
Pues generalmente, claro, la que da (de mamar) es la madre, pero ¿qué hay del vínculo?, ¿qué hay del amor, de las caricias, la unión, etc?
Claro, las madres que amamantamos, damos parte de nuestros nutrientes y de nuestro cuerpo, vaya. Y además, son los nutrientes necesarios para que la leche materna sea de calidad y alimente a nuestros hijos.

Primero el bebé tanto dentro de la barriga como fuera y luego los adultos. Yo siempre lo he visto así, pero por si acaso...la naturaleza ya fue previsora.
El caso es que nuestros hijos se alimentan de nosotras. Dicho así y, vamos, así lo pienso yo, muchas veces y me sorprendo cada vez...parece algo muy fuerte. Al igual que en la barriga, el bebe "chupa" lo mejor de nosotras.
No me extraña que a veces, sobre todo en los "picos de crecimiento", esté hecha una pasa o más bien mis pechos! Y me encuentre mucho más cansada de lo habitual.
Recordemos que amamantar a un bebé requiere un esfuerzo físico que hace todo nuestro cuerpo.
Eso sí, yo ya estoy tan acostumbrada, que no me doy ni cuenta y cuando estoy cansada, lo atribuyo sobretodo al trabajo y a no dormir del tirón!
Pero todo esto que expongo, de lo que hace la madre, para mí es poco comparado con lo que nos DA nuestro hijo.
Darle el pecho a mi hijo, es lo más bonito, a parte de parirlo y tenerlo a él, que he hecho en mi vida. (Superpapá, también tiene todo que ver en lo de tener a superbebé y en el día a día y por tanto en la lactancia materna!).
Recuerdo cuando empecé a amamantarlo, lo pequeñito pequeñito que era. Era una cosita, ¡buf! casi casi cabía en mi mano, nació 2 semanas antes y era muy pequeñín!.
Cada vez que lo cogía para darle pecho, pensaba: ¡ai que bien! lo voy a coger y tocarle las manitas y "apretarlo" entre mis manos y brazos y contra mi! Esas manitas tan tan suaves...
En esos momentos (recién nacidos), que siempre duermen, darle el pecho era "lo más" porque podía estar un buen rato con mi hijo y disfrutarlo.
Cerca de los dos meses, cada vez que tenía mucha hambre y me lo acercaba al pecho, hacía un sonido como de risa irónica y ese sonido se le fue quedando y sigue haciéndolo hoy en día. Es muy gracioso, es un jeje jejeje, pero de esos jejejes de: como no me des lo que quiero verás tú!
Sobre los 2 meses, empezó a darme alguna palmadita, más adelante sobre los 3 meses, empezó a mirar hacia arriba y verme la cara, y así así cada vez a interactuar más conmigo.
Me encanta cuando está mamando y empieza a mirar hacia arriba con sus ojillos y "cha" se despega de la teta (haciendo el ruido de suelta-ventosa) y me mira y sonríe. ¡Es mágico! Hay tantos momentos buenos...
También me encanta, cuando, tumbados en la cama, me coge el brazo con su manita o las manos. ¡¡Es que , ¿se puede ser más bonito?!!
Y en cada mes que pasa, en cada día, cada etapa de mi bebé, disfruto muchísimo la lactancia. De más pequeño, lo tenía al pecho a cada momento, ahora cuando más disfruto es cuando lo acuesto y le doy el pecho para dormir y lo aprieto contra mi.
Es un momento muy íntimo madre-hijo y ninguna madre del mundo debería perdérselo!